lunes, 9 de julio de 2007

Espejos, espejos, mas espejos. Pero diferentes

Mira como baila la bailarina. Se expresa a travez de todo su cuerpo. Y es feliz, la bailarina.
La música la acompaña en su danza. Le da vida a cada uno de sus movimientos. De su sonrisa parece que emana la música. Una sonrisa tan pura y amplia que parece tener su propia vida. Y sus pies inquietos no dejan de brincar, de ponerse de puntillas, de deslizarse por el piso de madera.
Se divierte bailando sola. Pero no se siente sola. Esta acompañada por su misma imagen que el espejo le devuelve. Y parece que son dos bailarinas, felices, danzando en la melodía de la música. Se mueven sin pudor y con decisión y sin embargo, emiten un aura de fragilidad, como el de toda bailarina.
Parecen estar dentro de una cajita musical y la felicidad que las embarga es como la de una niña al abrir su cajita de alajas y ver danzar a la baiarina de cristal.

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